jueves, 4 de diciembre de 2008

ETA DE NUEVO VUELVE A MATAR


Los terroristas de ETA vuelven a matar. En realidad no es una noticia nueva. Es sólo parte de un ritual que macábramente se repite con periodicidad. Hoy, todos los políticos "de bien" lanzarán mensajes de condolencia y condenarán el atentado. Pero mañana o pasado, cuando la sombra de ese atentado se disuelva en el ambiente, volverán a lo suyo. Y es que este, en el fondo no es su problema. Su problema es cómo financiar sus partidos, como hacer caja para sus campañas electorales, cómo disponer de los medios necesarios para mantenerse en el poder.

Y el hoy lamentable asesinato de Uría, se transformará pasado mañana en un número estadístico más, de las bajas de esta guerra declarada unilateralmente. Porque no olvidemos que esta es una guerra declarada de forma unilateral. Aquí hay una parte que ha declarado la guerra a la otra. Y los políticos de nuestro lado todavía no han entendido que estamos en guerra. Que atacan nuestros hogares, que esquilman lo que producimos, que cojen a los nuestros como rehenes, que matan a nuestras gentes. Y es una guerra irregular. Es una guerra guerrillera, a la que intentamos oponernos con un ejército regular compuesto por nuestros Cuerpos y Fuerzas de Seguridad. Por eso estamos perdiendo. Porque nuestros políticos todavía no saben que en cualquier manual de guerra, a cualquier fuerza guerrillera no se le puede oponer sino un cuerpo de interposición de operaciones especiales o de unidades guerrilleras que les combatan en su mismo terreno.

Ellos utilizan el terreno perfectamente. Y su logística se la proporciona el mismo pueblo que los proteje. Ese es su punto fuerte, y es el que hay que atacar y derribar como paso previo a un enfrentamiento de mayor calado. No se puede permitir que siga habiendo ikastolas en las que se cría a nuevas generaciones en el odio a lo diferente. No se puede permitir que estén en los ayuntamientos que les financian sus actividades y su estructura. No se les puede permitir que se reúnan tranquilamente y sin tapujos, en sus txocos y tabernas, para organizar sus ofensivas contras nuestros bienes, gentes y haciendas. No se puede dejar que haya curas que les sigan bendiciendo desde sus púlpitos cada domingo lo que hacen en contra de sus semejantes. En definitiva hay que luchar como lo hacen ellos. En igualdad de condiciones.

¿Porque quién se cree que en igualdad de condiciones, con mayores medios que los que ellos tienen, iríamos perdiendo esta guerra?

Los ejércitos pasan, los soldados son los que quedan.

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