jueves, 4 de diciembre de 2008

EL NACIONALISMO VASCO QUIERE A SU TIERRA EN LA ÉPOCA DE LAS CAVERNAS



El asesinato del empresario vasco, el Sr. Uría, y la oposición del nacionalismo vasco en su versión más batasuna, al tren de alta velocidad, es un clásico. El nacionalismo vasco nació dentro de una visión integrista de la sociedad vasca. De hecho el nacionalismo vasco tiene una línea de orígen clerical-integrista. El nacionalismo vasco es una escisión del carlismo, y tiene al progreso entre sus demonios. Contra el demonio del progreso, vienen a luchar los batasunos y sus cohortes. Que no son sino los integristas de hoy, herederos y continuadores de los de los de ayer.

El tren de alta velocidad, es un elemento de cohesión nacional. Una sociedad cerrada como la vasca necesita de mezclarse, viajar y tratarse con el resto de los españoles para ver que sus famosos hechos diferenciales, no lo son sino en términos folclóricos. Si un matrimonio estuviera siempre fijándose en el hecho diferencial que existe entre ambos, esto les conduciría sin ninguna duda al divorcio. No son los hechos diferenciales los que crearon España, sino los hechos cohesionadores. Los hechos que nos hicieron compartir un mismo Destino.

El nacionalismo se cura viajando. Y eso es lo que le hace falta a las nuevas generaciones vascas. Viajar. Tratarse con el resto de los españoles, para que vean que nada les diferencia del resto en lo fundamental. Que nadie les ataca. Que nadie les tiene envidia ni tirria. Que nadie les odia. Por eso es importante que el Tren de Alta Velocidad enlace a la sociedad vasca con el resto de la sociedad española. El nacionalismo vasco, el terrorismo vasco, lo sáben. Y por eso lo atacan. Y por eso lo tenemos que defender todos los demás.

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